¿Podemos proteger nuestra privacidad en Internet?
Ramiro Moreno Barcia
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Todas las actividades que realizamos en nuestro día a día están impregnadas de un carácter digital. Internet nos envuelve por completo. Los dispositivos móviles (smartphones, tablets…) son el centro neurálgico del ocio, el trabajo, las comunicaciones… No cabe duda de que las tecnologías hacen mucho por nosotros: nos facilitan el acceso a la información, nos ayudan a ahorrar costes, a socializar, etc… Pero también pueden suponer un problema cuando atentan contra nuestra privacidad.
Hoy en día la información es la materia prima de los servicios digitales, pero también se ha convertido en algo que hay que controlar. Nuestra identidad digital, las transacciones que realizamos, los contenidos que compartimos, son datos que se reproducen y se transmiten fácilmente en una red abierta como Internet, situación de la que se benefician los ciberdelincuentes y algunas empresas sin que lo sepamos, por lo que tenemos que ser conscientes de nuestra actividad online y de lo que compartimos en la red de redes.
Nuestro rastro digital
Cada vez que se visita un sitio web suceden más cosas de las que vemos en la pantalla. Durante la conexión ocurren otros eventos: cookies, archivos temporales, historial, registros de geolocalización…Huellas digitales que pueden ser rastreadas.
En nuestro disco duro se almacenan decenas de pequeños archivos de metadatos de la visita: identificadores de la sesión, procedencia y duración de la visita, páginas que hemos estado viendo, productos que hemos comprado… Estos pequeños archivos son las famosas cookies, que permiten que las páginas web retengan datos de nuestras diferentes visitas.
Gracias a estos archivos, podemos entrar en una web de compras, ir almacenando en el carro de compra los productos que vamos adquiriendo, cerrar el navegador, y conservar los productos en dicho carro cuando volvamos a entrar, todo ello sin tener que volver a identificarnos de nuevo en la página web en cuestión.
Las cookies nos hacen la vida más fácil, pero también pueden servir para fines publicitarios: seguimiento de nuestras compras online, de los lugares que frecuentamos, de los artículos por los que nos interesamos… Lo que toda empresa de marketing siempre ha deseado: poder conseguir de una forma sencilla una segmentación muy precisa de usuarios, y así ofrecer dichos productos sólo a quienes realmente puedan estar interesados. ¿Nunca nos hemos sorprendido de lo certeros que pueden ser Amazon, Aliexpress o eBay al recomendarnos artículos, incluso sin haber iniciado sesión en la tienda online? Efectivamente, las culpables son las cookies.
Esta tecnología permite que los servicios web personalicen la experiencia online de los usuarios, pero en cierto modo pagamos un precio por ello: nuestra privacidad en la Red. ¿Por qué tienen que saber los anunciantes lo que hemos estado buscando en Google o en Amazon?
Como internautas, tenemos derecho a preservar nuestra intimidad, derecho respaldado por la Unión Europea, de ahí el mensaje obligatorio que aparece en casi todos los sitios web: “Este sitio usa cookies para mejorar la experiencia de uso. Si continúas la visita, estás aceptando las condiciones”.
Además de las cookies, en el navegador también quedarán rastros del historial de navegación, que recoge todos los sitios web que hemos visitado y de la caché de los archivos temporales (script, javascript, hojas CSS, imágenes…). Así, si alguien usa a continuación el mismo equipo, podría averiguar a qué contenidos hemos accedido. De nosotros depende eliminar estos rastros locales de nuestros dispositivos para preservar nuestra privacidad. Incluso los servidores web que visitamos pueden almacenar registros sobre la dirección IP y geolocalización para personalizar nuestra próxima visita.
El ordenador no es el único afectado, ya que los dispositivos móviles y perfiles en redes sociales también almacenan información de los usuarios.
Preservando la privacidad en Internet
El entorno tecnológico ha cambiado sustancialmente en los últimos años, han surgido nuevas tecnologías como el Cloud Computing y el Internet de las cosas. La digitalización ha llegado a todos los ámbitos, conectándonos continuamente con nuestro entorno, lo que supone un cambio en las medidas en relación con la privacidad y la seguridad en el mundo digital. Ya no es suficiente instalar un antivirus como única solución para preservar nuestra intimidad. Es aconsejable aplicar medidas activas tales como:
- No dejar rastro al usar navegadores: activando la protección de rastreo.
- Restaurar el navegador en cada sesión de manera automática: usando el modo privado de navegación.
- Proteger nuestra privacidad en la red utilizando una Red Privada Virtual (VPN) para navegar. Es posible crear una VPN en Windows desde el menú Conectarse a un área de trabajo, que aparece al pulsar sobre Configurar una nueva conexión o red.
- Configurar la privacidad y la seguridad en el smartphone.
- Configurar la privacidad de nuestros perfiles públicos en las redes sociales y ser cuidadosos con la información que se comparte.
¿Estamos dispuestos a sacrificar la privacidad en favor de la usabilidad? De nosotros depende asegurar nuestra identidad digital.
1 Comentario
Cada vez es mas importante estar protegido ante ataques, y mas cuando tenemos tanta información y cada vez mas en redes sociales, etc.